En esta Semana Santa los Jóvenes de 3º a 5º año junto a profesores y exalumnos nos animamos a vivir una pascua diferente, a encontrarse con Jesús que nos amó y se entregó por cada uno de nosotros, a buscar a Jesús en el que necesita de su palabra y la compañía de Jesús.
En esta Pascua Joven los jóvenes del Colegio del Carmen
nos animamos a seguir conociendo a Jesús
para contemplar su entrega de amor
por todos los hombres, contemplándolo celebramos
que Él vive entre nosotros y nos llama a dar
testimonio de la alegría del Evangelio, saber que Dios está vivo entre
nosotros, llamando a contagiar la alegría a cada persona, a cada familia, a
cada curso.
Desde el Jueves Santo, con la celebración de la Cena
del Señor, nos animamos a seguir a Jesús en el servicio y el ejercicio de la
caridad, poniendo en obra lo que Jesús nos invita: “Les he dado el ejemplo para que hagan lo mismo que yo hice con
ustedes”. También caminamos por las calles de nuestro barrio en la visita a
las 7 Iglesias, acompañando a Jesús en la noche en que fue arrastrado y
juzgado, acompañando y dando testimonio de que Jesús pasa por nuestra vida
caminando al lado de nosotros.
En la noche del jueves nos quedamos con Jesús que se quedó
en el Pan y el Vino, y lo adoramos para que él nos enseñe a ser verdaderos
servidores de nuestros hermanos, para hacer todo el bien posible y nunca
cansarnos de hacerlo.
El Viernes Santo celebramos la amorosa entrega de Jesús
por cada hombre, celebramos a Jesús que nos amó hasta el extremo y nos invita a
cargar con nuestras cruces y seguirlo amando a nuestros hermanos.
Por la mañana, los jóvenes visitamos el Htal. De
Clínicas y un Hogar de Ancianos, para llevar la caricia y la presencia de Jesús
a aquel que sufre o está solo, aquel que necesita de nuestra presencia sabiendo
que si lo hacemos con el más pequeño de sus hermanos, a Jesús se lo hacemos.
A la tarde celebramos la Pasión de Jesús, conmemorando
la entrega de Jesús en la cruz para llevarnos a Dios y así ser santos y
comprometidos con la realidad que nos toca vivir.
Luego a la noche, junto con las parroquias del centro
porteño, caminamos por las calles de nuestra ciudad acompañando a Jesús en la
cruz. Algunos caminamos junto con todo el pueblo de Dios y otros actuaron en el
Vía Crucis.
Meditando en la Cruz del Señor, en la Plaza de Mayo, el
Obispo nos invitó a cargar las cruces del otro y abrazar a Jesús que está en el
que sufre, en el que está solo, en el que está en las periferias de la vida y
de la existencia.
El sábado santo junto con toda la Iglesia, contemplamos
a Maria que en el silencio escucha la voz de Dios y se nos invita a cultivar la
esperanza de saber que Jesús resucitara y estará en medio de nosotros.
Aprovechamos la mañana para rezar, contemplar y
celebrar los misterios de esta semana tan importante para los cristianos.
¿Cómo podríamos resumir todo lo vivido en esta Pascua
Joven?
Sin duda, la experiencia de animarnos a vivir una
pascua lejos de salir a bailar, estar con nuestros amigos, hacer un viaje para
descansar nos ayudó a seguir transitando el camino del seguimiento de Jesús.
Todos juntos pudimos hacer memoria del llamado de Jesús a dar conocer su mensaje de amor
y de servicio a todos los hombres, pudimos hacer
memoria de nuestro camino recorrido con Jesús, revisando aquellas cosas que
nos cuestan y dando gracias por los dones recibidos en el camino, pudimos hacer memoria juntos como Comunidad
del Colegio para animarnos a hacer todo
el bien posible, especialmente en las obras de caridad y en la alegría de
saber que Jesús camina a nuestro lado.
Hacer memoria de Jesús
Resucitado, vivo en nuestra comunidad, que nos invita a seguirlo, amarlo y
celebrarlo vivo en cada hermano y vivo en la Eucaristía.